“Generación digital”

septiembre 2012

En un alarmante ejercicio de fagocitación y autocopia -inducido por la carencia absoluta de tiempo que me ha traído este inicio de curso-,  he decidido despachar el tema de la llamada “Generación digital”, copipegando un comentario que una lectora desconocida, Rita, me hacía en el post dedicado a “La educación prohibida”  y, a continuación, mi respuesta.
Rita representa, bien que lo sé, la opinión mayoritaria sobre este tema. Yo, sin embargo, soy un profesional de las TI en el aula en contacto con esas “generaciones digitales”. El contraste de pareceres nos lleva a posiciones irreconciliables. No le niego un 2% de razón y veracidad en lo que nos cuenta pero, madre al fin y al cabo, Rita confunde voluntad y creencias con realidad y hechos.
Ya sé que se trata de algo poco ortodoxo, pero creo que las etiquetas al estilo de “Generación X”, “Generación JASP” o “Generación digital” entre otras, son un insulto mercadotécnico a nuestra inteligencia como individuos libres y racionales. He aquí, pues, las dos intervenciones:
Rita says : 2012/08/29 a las 11:22
No hay profesionales cualificados para enseñar a las nuevas generaciones. Nosotros somos analógicos. Ellos ya son digitales. Un niño de 8-9 años de ahora no tiene porque aguantar el rollo de su maestro de lo dura que fue su educación (sin ordenadores, sin playS, sin TIC’s, sin telefonia mobil). Con enciclopedias tostones, con diccionarios de 2 Kg de peso, con correspondencia postal, esperando dias y dias la respuesta a las cartas enviadas…… porque siempre se tiene que enseñar-educar recordando un pasado mejor, recordando lo duro que fue y lo que nos tuvimos que esforzar aprendiendo. Yo no quiero para mis hijos eso. Yo quiero que si ya hemos superado ciertas cosas que se eduque a partir de ese nivel.
  
minosabe says : 2012/09/01 a las 23:50
Estoy totalmente en desacuerdo con todo lo que dices, Rita.
Para empezar, nosotros no somos analógicos. Yo por lo menos no. A los catorce años programábamos en Basic y Pascal sobre un Commodore en las clases de EATP de mi instituto, algo que muchos adolescentes “digitales” de hoy no serán capaces de hacer nunca. ¿Por qué? Porque se les está dorando la píldora, desde el mundillo del márketing más cutre, vendiéndoles la archimemez de que ellos son la “generación digital”. ¿Alguien se acuerda de la generación X? ¿O de la JASP? ¿O de la generación yupi? Meros reclamos publicitarios y nada más.
Tus hijos, Rita, no tienen nada de digitales y sí todo de “usuarios” digitales, eufemismo al uso para no llamarlos “clientes” digitales. Tienen que darse de alta para cualquier simplez, ceder sus datos, comprar por internet, ser sableados por compañías telefónicas que les cazan por el “Wachap”, ser escrutados una y mil veces por sus perfiles públicos y no tan públicos por el gran taumaturgo, es decir, San Google, y así podríamos seguir con mil servidumbres más…
Porque por si todavía no lo habías notado, su maestro ya no tiene “rollo” como tú dices. Él, encogiéndose de hombros, deja que tus hijos le presenten bochornosos trabajetes copipegados de “intenné”, les enchufa el Clic y otras utilidades con las que se supone que aprenden lo que ya no están capacitados para aprender leyendo… Su profesión es ahora más fácil, aunque la quisiera con un poco más de sentido. Porque sus alumnos no saben leer, no entienden lo que leen, ni lo reproducen por escrito, ni siquiera con un millón de faltas por línea. Igualmente, no saben resolver problemas aritméticos porque, ya lo hemos dicho, no saben leer y, aunque supiesen, tampoco se saben las tablas de multiplicar, ni dividir por más de una cifra, ni hacer cálculos aproximados mentalmente…, ni nada. Pueden clicar cien mil veces una respuesta sin antes leer la escueta línea explicativa en la pantalla del ordenador. O tantear repantigados en su silla los resultados de una operación sin nunca abordar el problema de aprender a hacerla. No tienen capacidad de concentración porque son la generación “pantallitas” (yo añadiría pantallitas “en el sofá”, claro). Neil Postman lo diría mejor: la generación de “divirtámonos hasta morir”.Y, sí, claro. Estudiar para nosotros fue más duro. Pero tampoco tanto. Tampoco le pedían estudiar indefinidamente a nadie. Si no servías, podías optar por la profesionalización. Pero entonces aprender conllevaba esfuerzo y, si fueras una madre inteligente, lo querrías para tus hijos porque la enseñanza ha de ser ‘propedéutica”, en el sentido más clásico y medieval del término, esto es, cada conocimiento nos prepara para otros muchos y cada esfuerzo es una actividad muy recomendable que nos ejercitará para que la vida no nos doblegue a la primera de cambio.Y, por último, y con toda la acritud de la que soy capaz, te diré que representas a la perfección a la “madre tipo” de los alumnos de este país. La que, en estos últimos 25 o 30 años, ha convertido la enseñanza en un imposible. La que condena a sus hijos a la ignorancia supina, intentando protegerles siemrpe de todo. La que siempre quiere tener razón ante los profesionales de la educación (aunque debo admitir que muchas madres y a la vez profesionales de la educación piensan como tú, porque el fracaso lleva ya muchos años gestándose). La que construiría un mundo de castillos hinchables para que sus vástagos jamás sufrieran una caída. La que, finalmente, perderá el control de sus hijos, convertidos en unos ególatras caprichosos, pequeños soberanos siempre en posesión de la razón y la verdad porque…, claro, “los niños siempre dicen la verdad”, ¿no es cierto? Y, ya en la amarga derrota, incapaz de un juicio sereno, seguirás clamando contra un sistema educativo al que responsabilizarás de todos tus males.
 
PD: Sigo pensando que el 90% de nuestro sistema educativo necesita un giro copernicano, pero justamente en el sentido contrario al que expresas en tu respuesta.
 
Ahora sólo me queda resguardarme bajo un buen paraguas y un chubasquero ante un previsible aluvión de comentarios contrarios a mis palabras.

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