USA: "Gracias, Vladimir... por ser un perfecto imbécil"

 En algunos foros militares de ésos que suelen errar poco en sus aportaciones, coincidentes en muchos casos con las del ISW, ciertos usuarios con nicks ilustres empiezan a dar cifras y datos que nos permiten dibujar un futuro en el que la sumisión de Ucrania a Moscú va a ser completamente irrelevante en el caso que se haga posible.

Por lo que cuentan, las reuniones entre militares y políticos norteamericanos se están despachando con una sensación muy común al cierre: Putin ha cometido un solemne error y los Estados Unidos van a sacar tajada de las consecuencias de esta guerra.


                           

En primer lugar, ya es innegable que el ejército de tierra ruso, o quizá sería mejor hablar del soviético, toda vez que la mayor parte de sus blindados y transportes son de esa etapa, no es un ejército modernizado ni optimizado y que, salvo en el mayor número de unidades disponibles, poco difiere del material militar con el que Ucrania trata de defenderse. 

Además, ha habido deserciones, abandono de material militar y hasta pequeñas sublevaciones, la última de soldados transportados por la marina que se han negado a un desembarco.

Los rusos ya están dejando claro que no van a asumir una ocupación de Ucrania. Están bombardenado infraestructuras e industrias que podrían ser provechosas si Ucrania tuviera un futuro manejada desde Moscú. Pero la ocupación, como se ha dicho, está fuera de las posibilidades del ejército de Putin.

La artillería y los misiles son el único recurso que se revela capaz de minar la moral ucraniana. Pero también se observa que la cadencia de ataques va disminuyendo cuando escasean las municiones. Parece que eso explicaría la reticencia de los generales en abrir grandes líneas de penetración para encapsular a las fuerzas contrarias y daría pábulo a los crecientes rumores de que la corrupción y el manejo de cifras falsas en lo logístico serían la explicación a la escasez de combustible y municiones. También se ha constatado la baja calidad de los repuestos, cuando los hay, desde neumáticos hasta radios chinas de baja calidad instaladas tanto en blindados como en vehículos.

Lo que sí puede dar resultado es el corte de suministros bélicos a las fuerzas ucranianas. Sin los anticarros y, en menor medida, sin los misiles antiaéreos ligeros, siempre menos efectivos, la oposición que puedan oponer en las ciudades los defensores queda muy mnimizada. Ahora bien, si al final Rusia acaba haciéndose con las grandes ciudades, todo el material militar, desde los carros hasta la artillería, deberá permanecer resguardado en las afueras de la ciudad, para alejarse del riesgo de ataques de guerrilla urbana. 

Desde el punto de vista económico, Rusia ya ha perdido la guerra. Europa va a sufrir una recesión y un descenso acusado de la actividad económica, pero los Estados Unidos van a poder cambiar las fichas en el tablero firmando grandes contratos, ya sea de exportación de gas o combustibles, y refortaleciendo el dólar y la calidad de su deuda ante la incertidumbre creciente en Europa y la ruina momentánea del sistema financiero ruso.

Y, por último, la credibilidad de Rusia como gran exportador de material militar va a perder muchos enteros. Un ejército como el de Ucrania no dabía haber planteado tantos problemas a un avance bautizado como "Operación especial". Ni siquiera la fuerza aérea, con sus supuestos aviones furtivos, se atreve a lanzar ataques a gran escala durante el día, temerosa de los misiles antiéreos. Ya en Siria hubo muchos renglones torcidos en el desempeño del material ruso y ahora se confirma que su superioridad no es tal si no va acompañada de los números.

Y todo esto sazonado con los exagerados intentos del Kremlin en presentar, durante los primeros días de invasión, a un Zelenski a la fuga mientras se llamaba a los militares ucranianos a entregarse sin oponer resistencia. ¿Ibamos de farol, Vladimir?





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