En economía, la Europa nórdica pierde el norte
Un análisis de los datos más recientes de Eurostat revela un panorama económico preocupante en los tradicionales motores del norte de Europa. Durante décadas, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania fueron sinónimo de estabilidad económica en Europa. Sus modelos industriales, sistemas de bienestar y mercados laborales eficientes se estudiaban en las universidades como ejemplos a seguir.
Lejos de la imagen de solidez y dinamismo que tradicionalmente se les atribuye, estos países muestran signos de estancamiento e incluso retroceso, mientras que la economía española emerge como un sorprendente motor de crecimiento dentro de la Unión Europea.
Los gráficos del PIB real con base 4T-2019=100 y llevados hasta el primer semestre de 2025 son especialmente reveladores. España, con su línea ascendente, destaca claramente como una de las economías con mayor recuperación y crecimiento sostenido desde la crisis de la pandemia. Su PIB ha superado con creces el nivel pre-pandemia y continúa su trayectoria ascendente de manera robusta.
Mientras, Finlandia lidera la caída en la UE: su PIB real está 6.5 puntos por debajo de los niveles prepandemia, y su tasa de paro (9.2%) se acerca ya a la española, que sigue descendiendo prácticamente cada trimestre al tiempo que la población activa marca niveles récord.
Suecia por su parte retrocede: un -1.0% en PIB desde 2019 y un desempleo del 8.1% (casi dos puntos más que en 2022) pero la peor parte se la lleva Finlandia liderando la caída en la UE: su PIB real está 6.5 puntos por debajo de los niveles prepandemia.
Alemania, locomotora histórica de Europa, avanza a velocidad de bicicleta: crecimiento plano (+0.1%) y pérdida del 3.5% de su población activa en un escenario de estancamiento prolongado. Su línea de PIB, tras una modesta recuperación inicial, se ha aplanado y se mantiene en un nivel apenas superior al promedio continental.
La situación en Dinamarca es menos grave pero preocupa ver como su mítica "flexiseguridad" se agrieta: el paro se duplica hasta el 5.4%, nivel no visto desde los 90.
Estos datos sugieren que la crisis económica y los desafíos geopolíticos han golpeado con particular dureza a las economías industrializadas y dependientes del comercio internacional del norte de Europa, erosionando su capacidad de crecimiento.
"Es un terremoto estructural. Estos países confiaron en modelos industriales rígidos y ahora pagan el precio", advierte Klaus Schmidt, economista del Instituto Bruegel.
¿Por qué se hunde el norte?
Tres grietas explican la crisis:
-La maldición energética: Fábricas de automóviles en Sajonia, papeleras finesas o acerías suecas, industrias muy dependientes de la factura energética, reducen producción o cierran ante costes disparados.
-El invierno demográfico: Alemania pierde trabajadores (-3.5%), Finlandia (-1.8%) y Suecia (-0.9%). Sin inmigración que compense el envejecimiento, la máquina se para. En contraposición, España sigue aumentando su población activa con ya más de 22 millones de trabajadores en el primer semestre de 2025.
-Innovación estancada: Finlandia, otrora reina de Nokia, recorta un 0.8% su inversión en I+D. Alemania llega tarde a la transición verde digital. Los números de patentes registradas en los países tradicionalmente innovadores sigue con su lento pero constante goteo a la baja.
¿Y el sur?
En contraste, algunos países del sur lideran el dinamismo. España sorprende: su PIB crece un +3.9% respecto a 2019 —el mejor dato de Europa occidental—, impulsado por inversión en hidrógeno y solar, además de un turismo récord. Portugal y Grecia le siguen, con avances del 2.5% y 1.8%, aunque en estos casos se resienten de la debilidad en los datos de población activa.
El gráfico más revelador: la población en edad de trabajar. España (+3.2%) y Portugal (+1.7%) ganan fuerza laboral gracias a la llegada masiva de jóvenes cualificados desde Latinoamérica y África. Italia, pese a su estancamiento, se apoya en una industria textil reconvertida al lujo sostenible.
"El sur entendió que su futuro estaba en servicios ágiles, energía barata y atraer talento. El norte sigue anclado al orgullo industrial", analiza Carmen López, catedrática de la Universidad Complutense.
Prospectiva
Los pronósticos para son sombríos:
Finlandia entró en recesión técnica en 2024 y allí sigue, mientras Suecia no se recupera de su burbuja inmobiliaria que ya corrigió un 40% en el valor medio de los inmuebles. Alemania, por su parte, maneja datos que auguran el cierre de unas 200 fábricas este año.
"Sin reformas profundas, estos países vivirán una década perdida", sentencia The Economist. La pregunta ahora es si el sur podrá sostener su milagro mientras el norte —otrora faro de Europa— busca desesperadamente un nuevo rumbo.
"Los manuales de economía deben reescribirse: el dinamismo ya no está en el frío norte, sino bajo el sol del sur" aseguraba el Financial Times el 28 de junio de 2025.
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Por Jaume M.P, Análisis Económico — Julio 2025
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